HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

sábado, 14 de julio de 2012

26 años del atentado de la Plaza de la República Dominicana

14 de julio de 1986.

Setenta guardias civiles, alumnos de la Agrupación de Tráfico de muy corta edad (los mayores tenían 25 años) se dirigen en su recorrido diario hacia la Venta de la Rubia, a las afueras de Madrid, para realizar prácticas de conducción en motocicleta. José Ignacio de Juana Chaos, Inés del Río Prada, Anton Troitiño Arranz, Idoia López Riaño, Juan Manuel Soares Gamboa y Esteban Esteban Nieto, los asesinos que formaban parte del grupo Comando Madrid de ETA, decidieron aprovechar el paso del convoy en el que viajaban los guardias civiles, formado por un autobús, un microbús y un todoterreno, por el número 7 de la plaza de la República Dominicana en la capital española para perpetrar unos de los atentados más brutales y con el mayor número de víctimas mortales desde el inicio de la transición democrática. Los etarras Idoia López Riaño y Juan Manuel Soares Gamboa, colocaron estratégicamente al paso del convoy una furgoneta-bomba, cargada con 35 kilos de explosivos Goma 2 y varios kilos más de metralla en cinco ollas a presión compuesta por tornillos, tuercas, varillas metálicas y eslabones de cadenas de acero.
A todo cerdo, le llega su San Martín, aunque el PSOE les siga apoyando.

En el momento en el que el convoy de guardias civiles se puso a la altura de la furgoneta-bomba, el etarra Anton Troitiño Arranz, accionó el mando a distancia que provocó la fatal explosión que mató en el acto a cinco de los guardias civiles, mientras el conocido etarra José Ignacio de Juana Chaos esperaba en un vehículo con el que emprendieron la huida. Apenas unos segundos se cobraron la vida de 5 guardias civiles: Carmelo Bella Álamo, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Jesús María Freixes Montes y Jesús Jiménez Jimeno. Otros cuatro compañeros murieron en las horas posteriores al atentado: Andrés José Fernández Pertierra, José Joaquín García Ruiz, Santiago Iglesias Godino y Antonio Lancharro Reyes. Tres compañeros más fallecieron inevitablemente días después del atentado, Javier Esteban Plaza, el 18 de julio; Miguel Ángel de la Higuera López, el 31 de julio; y Juan Ignacio Calvo Guerrero, que falleció el 5 de agosto. En total, el comando Madrid fue el responsable de la muerte de doce guardias civiles, alumnos inocentes de muy corta edad, además de otras setenta y ocho personas heridas durante el atentado en la plaza de la República Dominicana en Madrid, que pasó a ser uno de los atentados más sangrientos de la banda terrorista ETA

4 comentarios:

E..P.. dijo...

Sin duda un atentado cobarde donde los mal nacidos asesinan cobardemente.

Descansen en paz.

Saludos.

Doramas dijo...

Pero se les devolverá la pelota. Ellos suelen decir:
2QUE CORRA LA PELOTA", pues justamente eso, QUE CORRA.

Anónimo dijo...

Dejaron la plaza como Sarajevo. Yo hacía curso en la oficina del Inem que hay cerca, tenias que apretar los dientes para pasar por allí.
Saluditos.

Doramas dijo...

Zorrete, justamente ese día no iba en el autobús con mis alumnos, pues fui directamente a la Venta de la Rubia, no se si fue suerte o casualidad. El caso es que eso lo tengo muy dentro.