HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

jueves, 6 de febrero de 2020

EL CERDO VASCO

Las buenas noticias nunca vienen solas. Se intuía el milagro. El descubrimiento científico de la oca vasca, la «euskalantzara», no podía ser un diamante solitario en una montaña de arena. Ya tenemos la esmeralda. Así lo confirma el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) del viernes 16 de enero de 2004. Orden firmada por el Consejero de Agricultura y Pesca del Gobierno de Vitoria, Gonzalo Sáenz de Samaniego Berganzo, por la que se aprueba la reglamentación específica de la raza porcina «Euskal-txerría». Ya tenemos al cerdo de pura raza vasca.

El cerdo vasco es de «tamaño mediano, con perfil frontonasal subcóncavo y de forma cónica, con rodete dirigido hacia delante de abajo a arriba». Fundamental distinguir estas características raciales. No se le reconocen, como a la oca vasca «andares ágiles», lo que resulta más que doloroso para todo «euskal-txerri» que sienta el orgullo de la raza. Pero siempre hay compensaciones gratificantes. Una de ellas, la discreción pectoral. Un cerdo con el pecho acusado carece del sentido de la armonía, de la cadencia y del ritmo. 

El cerdo vasco es de «pecho no muy acusado, con distancia entre encuentros de proporciones medias». Otra cualidad que distingue al gorrino vasco del resto de los marranos es su «tórax ligeramente aplanado, con costillares arqueados, y de gran profundidad, lo que le da amplia capacidad respiratoria». Es decir, es un cerdo que se puede dedicar en sus ratos libres, dada su amplia capacidad respiratoria, a la práctica del buceo o la pesca submarina. Llegamos al vientre y a los pezones, ambos más importantes de lo que ustedes creen. «Vientre amplio y descolgado con presencia de 12 a 14 pezones, lo que le da aptitud para criar camadas amplias». Se me antoja que una pareja de «euskal-txerris», si ambos son responsables, pueden llevarse muy bien siempre que respeten las funciones de cada uno. 

Mientras el cerdo bucea, la cerda, con su vientre amplio y descolgado y sus catorce pezones, cría a su amplia camada. Pero la gente se pregunta, y con bastante razón: -¿Qué pasa con los jamones?- Todo llega. El Consejero de Agricultura y Pesca no es persona que se olvide del más valioso tesoro de los cochinos. «Masas musculares acusadas en las nalgas, lo que le proporciona redondez y propicia un jamón de buena maza». Ya pueden temblar los jamones de Jabugo, Trévelez, Montánchez y compañía. La buena maza del «euskal-txerri» rompe con el pasado. Un cerdo puede bucear, tiene en las hembras catorce pezones y posee buena maza, arrasa con cualquier especie de guarro mesetario.

Su carácter es bueno, por no escribir óptimo. «Son animales dóciles acostumbrados a vivir en condiciones extensivas». Eso dice mucho a su favor. Pero no crean los cerdos vascos que todo el monte es orégano. Aunque hayan nacido en Guernica, en Hernani, o en Villafranca de Ordicia, están obligados a superar el «baremo de calificación morfológica» para ser considerados cerdos «abertzales». Sólo los que superen los seis puntos sobre diez, «cumplirán las exigencias del estándar racial», según el señor Consejero. Los cerdos que no alcancen los seis puntos serán objeto de burlas, chanzas y amenazas y tendrán que abandonar la comunidad autónoma si no quieren ir directamente al matadero.

Todo esto referido al «euskal-txerría» de granja o caserío. Otro tipo de cerdo vasco, más urbano, no ha merecido la gloria de la homologación. Es poco individualista y gusta de moverse en piaras. El pasado domingo una piara bastante numerosa se reunió en San Sebastián. Tributaban un homenaje a otro cerdo. Un cerdo con nombre, apellido y apodo. Es decir, un cerdo muy conocido. Eugenio Echeveste «Antxón». Supera con holgura los seis puntos exigidos por la Consejería de Agricultura y Pesca. Un cerdo total.

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