Es que tengo una pena |
“Nos dejan sin Gara, sin gimnasio, sin frontenis, los
comunes nos han perdido el respeto”. Los presos de ETA se lamentan de que ya no
dan miedo
Los 606 presos de ETA que actualmente se encuentran en la
cárcel lamentan que ya no dan miedo. Dicen que los funcionarios y también los
reclusos comunes con los que comparten módulo les faltan continuamente el
respeto. Se quejan de eso en las comunicaciones que mantienen con sus
familiares y abogados. Aseguran que se sienten indefensos y que los directores
de las prisiones no les hacen caso.
La época en la que los miembros de ETA eran casi presos
intocables de las cárceles de España y Francia ha pasado a la historia. Antes,
en los tiempos en los que ETA asesinaba, a esos internos se les aplicaba un
trato especial, muy diferente al del resto de reclusos: vivían juntos y
aislados, sin contacto con otros presos, y la mayoría de los funcionarios de
prisiones les consideraban unos privilegiados.
Ahora son uno más
Sin embargo, en los últimos meses se han producido cambios
relevantes en el trato que reciben los etarras en la cárcel. Ha desaparecido el
miedo de funcionarios y presos comunes a que pudieran señalarles y dieran
información sobre ellos a un comando, con lo que el recluso de ETA ha pasado a
ser considerado uno más en la prisión.
Los reclusos de la banda terrorista se encuentran ahora, a
diario, con roces y problemas con funcionarios y compañeros de prisión. Y así
se lo hacen saber a los familiares que les visitan y a sus abogados, a los que
hablan incluso de que sufre “amenazas, chantajes y provocaciones”.
“Nos han perdido el respeto”
“Los funcionarios y los presos sociales [así llaman a los
comunes] nos han perdido el respeto”, lamentan los etarras en las
comunicaciones que mantienen con los suyos.
Las principales
denuncias que envían los presos de ETA a sus familiares sobre esas situaciones
de tensión que viven “a diario” en cárceles de España y Francia. Estas son sus
quejas:
“No nos dejan leer el Gara”. El diario abertzale,
referencia para los presos de ETA, ya no les llega todos los días a algunos
presos. Se quejan de que los funcionarios se lo confiscan y no les dejan
acceder al periódico. Sí tienen acceso, en cambio, a otros periódicos
nacionales.
Sin gimnasio ni frontenis
“No nos permiten ir al gimnasio o participar en las
actividades deportivas”. Algunos etarras lamentan que en algunas prisiones no
les dejan utilizar a diario las instalaciones para hacer deporte. Tampoco les
han permitido en algunos casos participar en programas en grupo. Se quejan de
que los funcionarios les aíslan. En algunas cárceles francesas denuncian
problemas para poder acudir al gimnasio.
También se quejan de que no les dejan practicar, en
ocasiones, uno de sus deportes favoritos: el frontenis. “Nos quitan las
raquetas”, afirman.
Roces con funcionarios. Una de las principales
lamentaciones de los etarras es que los funcionarios de prisiones empiezan a
tener una actitud agresiva con ellos. Una agresividad, denuncian, que va en
aumento cada día.
Amenazas de muerte
En conversaciones con familiares, han explicado que los
funcionarios envían a los presos más duros y agresivos del módulo para que les
intimiden. En alguna ocasión también han recibido amenazas de muerte, han
comentado a los suyos.
En otras ocasiones, explican en privado, van a consultar
el periódico y se lo encuentran repleto de insultos y amenazas escritos con
bolígrafo y que van dirigidos a los etarras.
Robos. Algunos presos, incluso, han denunciado que les
han robado algunas de sus pertenencias. El último caso, según los etarras,
ocurrió en la cárcel de Sevilla II. Acusan a los funcionarios de la prisión.
Problema para las mujeres
En las cárceles francesas especialmente se dan
continuos enfrentamientos entre las etarras y las funcionarias que les
custodian. También denuncian problemas con “presas sociales”, que les amenazan
y les chantajean.
Los etarras, conscientes de que ya no pueden emplear la
fuerza, aseguran que se limitan a denunciar estas situaciones ante la dirección
de las prisiones.
Piden, sin éxito, cambios de módulo ante la posibilidad de
que otros presos comunes puedan agredirles, como es el caso de los dos hermanos
gitanos que se dedicaban a apuñalar a presos de ETA en las cárceles en las que
coincidían.
A los hermanos gitanos, aquellos que se dedicaban a navajear etarras en prisión, debemos ponerles un monumento.
En una prisión del noroeste de España se sabe que en verano a un preso de ETA le violaron
en los servicios entre tres comunes, que el tema fue encargado desde fuera de
la prisión y que acabó en la enfermería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario