HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

lunes, 16 de noviembre de 2009

La Guardia Civil siempre en el camino


EN UN SIGLO marcado por la derrota de Trafalgar, las invasiones napoleónicas, la hegemonía inglesa, las guerras carlistas que desangraron el reino, rodeada de intrigas y conspiraciones que minaban la corona, así reinó en España Isabel II. La "de los tristes destinos", dada según los historiadores a los placeres de la carne, harta de las miserias de su entorno abdicó joven y se exilió, pero atrás dejó entre otros logros el primer cuerpo de seguridad pública de ámbito estatal y naturaleza militar: la Guardia Civil. Éste se crea impulsado por el gobierno de González Bravo, ante la necesidad de disponer de una fuerza de seguridad pública capaz de repeler a los bandoleros que desde la Guerra de la Independencia asaltaban los caminos.

Al frente un militar de prestigio y corte conservador: el Duque de Ahumada, conocedor de la realidad española y "heredero" del primer proyecto de seguridad nacional concebido en 1824 por su padre, el marqués de las Amarillas, a imagen de la Gendarmería Francesa y los Mossos de Escuadra catalanes. Una severa reglamentación y la famosa Cartilla -documento que definió la idiosincrasia del guardia civil: férrea disciplina, espíritu de sacrificio y lealtad- son sus principales características, la base de la eficacia de sus funciones, lo que contribuyó a la confianza de los diferentes gobiernos, hasta el punto de implantarla en las colonias de Ultramar y otorgarle el monopolio del orden público. Su presencia en actividades humanitarias, su culto al honor y el rigor en el desempeñó de su servicio, le granjearon la admiración del pueblo español, que pasó a denominarla "Benemérita", título que se hizo oficial en 1929.

Su trayectoria ha caminado paralela a la historia de España, siendo significativa la lucha contra la delincuencia, con el bandolerismo del siglo XIX, con el anarquismo de la mano negra y el urbano; con la fuerza de los maquis de la postguerra y, en las últimas décadas, contra el terrorismo de ETA. De la Benemérita dijo Benito Pérez Galdós: "es un ser grande, eficaz y de robusta vida", y no se equivocó, pues de su misión primigenia: "el proteger a las personas y propiedades dentro y fuera de las poblaciones", pasó a realizar las funciones necesarias para mantener el orden público, asumiendo posteriormente otras funciones: policía judicial, policía militar con presencia de unidades en las campañas de España, policía fiscal, de beneficencia pública, de guardería rural?, y siempre en "parejas", camino arriba y abajo, con el: "alto, ¿quién va?", daba igual que lloviera o venteara, que fuera por adoquines, tierra o asfalto, ahí, juntitos los dos, como en un bolero, los miembros del Instituto Armado cumpliendo con su cometido.

Una Benemérita que ha sido tema de coplas picaronas, alusivas al tricornio y la capa; protagonista de chistes y leyendas negras -sobre algunos que interpretaron abusivamente el concepto de orden público-; objeto de escaramuzas; el "coco" para la chiquillería y hasta el nombre para un dulce. Este protagonismo se debe, en gran parte, a la presencia de los números de uniforme en el ámbito rural, a su fama de beber gratis, quedarse a la matanza o ser convidados a las bodas. Todo fuera por contar con la autoridad ¡que nunca se sabe!

Desde julio de 1898 tiene presencia activa en Canarias, al crearse el tercio insular, y también en un mes de julio, hace cincuenta años, la Ley 47/1959 le otorgó la responsabilidad de la vigilancia y control de las vías interurbanas, materializándose así la creación de la Agrupación de Tráfico. El Seat 600 sorteaba por estrechas carreteras a los carros de tracción animal, se ponía de moda el veraneo y el ligue con las suecas, por lo que el parque de automóviles aumentaba. Así que, siempre en pareja, a lomos de motocicletas de la marca Sanglas, la Guardia Civil se hace al camino para vigilar y controlar el tráfico, llevando grabado a fuego el lema: auxiliar y prevenir.

Ahora sus "caballos de acero" son más potentes, el número de efectivos se ha incrementado, los kilómetros de asfalto se han convertido en una tupida red, las campañas disuasorias están a la orden del día y el trabajo se ha multiplicado, pero cuenta con las últimas tecnologías para llevar a cabo todas sus consignas. Radares y controles de alcoholemia son los más temidos, pese a estar considerados por los que de esto entienden, herramientas para evitar accidentes pero, como todo en la vida, casi siempre pillan al menos malo de la historia. Los bares se quejan del descenso en el consumo de alcohol; los conductores del afán recaudatorio, los más jóvenes de persecución, pero a mí me da mucha tranquilidad y seguridad el notar su presencia disuasoria en la carretera, aunque también haya tenido que pagar alguna sanción por exceso de velocidad. Es verdad que nunca llueve a gusto de todos, y que el lobo no es tan fiero como lo pintan.

Felicito a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil por cumplir medio siglo y por la concesión de la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo; apuesto por su continuidad y tengo un recuerdo emocionado para los que han muerto en acto de servicio.

¡Y es que Isabel II, en el fondo, sabía lo que hacía!


MARÍA DEL PINO FUENTES DE ARMAS

5 comentarios:

Anónimo dijo...

He siempre he admirado a la Guardia Civil y la echo de menos en Vasconia como fuerza de garantía de seguridad, desde que sus funciones fueran trasladadas a la Ertaintza.

Pero debo de decir, también, que por culpa de unos pocos descerebrados dentro de la Guardia Civil, en los estertores del franquismo, se ganó a pulso el odio general de la población vasca incluyendo a los NO nacionalistas.

Fue la época en que mandaban los Tejero, Muñeco, etc. (luego todos ellos implicados en el 23_F) y que hicieron auténticas barbaridades medievalizadas a cuenta de la existencia de Eta.

Las calles del País Vasco en muchísimo publos pacíficos se vieron invadidas de uniformados que pegaban a quienes tuvieran delante, incluídas madres con niños.

Y lo he presenciado personalmente.

Por ello, deseo a los actuales guardias civiles que cuiden mucho de no permitir la infiltración de MANDOS que tengan odios en su espíritu, a pesar de que Eta haya matado a demasiados benemeritos.

Un cordial saludo

Doramas dijo...

Tienes mucha razon, siempre en todos los colectivos, han existido garbanzos negros.

La pega, es que esos garbanzos negros en la GC, pues se notan mas que en otros colectivos.

Creo perfectamente que hayas sido testigo de esas barbaridades, yo también las he visto y he conseguido atajarlas.

La pena es que siempre aparecerá el bobo de turno, que le ponen una placa y se cree el cheriff del oeste.

¿Conoces Amurrio?

Anónimo dijo...

Sí, conozco Amurrio y sé, por tí, que estuviste alli destinado.

Yo resido en Guipúzcoa en zona costera, concretamente en Zarauz, y he visto chuladas uniformadas en Zarauz, Zumaya, Cestona, Motrico, y en la carretera en los controles, en época franquista.

También, sin embargo, he recibido ayuda, no solicitada, de guardias civiles para cambiar una rueda pinchada en un momento de aguacero torrencial, resolviéndome un apuro serio.
Los peligrosos, en todos los cuerpos, son los que se creen cherif de película del Oeste.

En cualquier caso, un aplauso para la Guardia Civil.

Doramas dijo...

Se ha ganado usted un tricornio de gala.

Anónimo dijo...

GRACIAS, Doramás.
Por si te interesa saber, es una prenda elegantísima desde la óptica militar, y el uniforme de gala de la Guardia Civil es el más elegante y señorial de todos los uniformes militares existentes.