Estamos asistiendo en silencio, a la destrucción de nuestra sociedad, por el mismo sistema politico "social-comunista" que ya lo hizo en los años treinta del siglo pasado. Claro, la sorpresa no es nueva, esta vez lo han puesto en marcha de otra manera y han tenido 40 y pocos años, para destruir los cimientos de una sociedad, donde el imbécil y el analfabeto, se transforma en el rey de cualquier comunidad de vecinos.
Se ha demostrado que los socialistas actuales han sacado su vena comunista y se han unido para formar gobierno con comunistas de pura cepa. También se ha demostrado como un ministro del interior ha dado ordenes políticas a la Guardia Civil, para que investigue, por ahora, a todo el que se manifiesta en contra del ideario politico vigente en este gobierno. Se ha demostrado, pero les da igual, se saben fuertes y nadie dimite por haber roto con el sistema democrático que nos dimos en eso que se llamaba Constitución del 78 y ya es un manojo de papeles colgando de un clavo en cualquier retrete de España.
Y ¿a quien imita bien y fielmente el MARLASCA (sin K)?, sencillamente a un tal INDALECIO PRIETO, político español del PSOE, que se escapo de España en el ultimo momento, para refugiarse en México, donde vivió a cuerpo de rey hasta su muerte en 1962. Y ¿de que vivió durante esos 24 años?, muy fácil, del dinero robado y sacado de España, mientras fue Ministro de la República Española con diferentes carteras, como la de Hacienda, Obras Públicas, Marina y Aire y Defensa Nacional, justamente las que mas dinero movían en los presupuestos generales.
Defendió a ultranza la politización del ejército de la Segunda República, así como el control desde la cúpula de los partidos de las decisiones castrenses y de los mismos soldados, a través de la figura de los comisarios políticos. Decía que el ejército republicano tiene que ser compacto y homogéneo. Junto a los mandos es preciso situar el responsable político. Defiende la fundación del Comisariado General de Guerra; una institución nacida al calor de los consejeros de la Unión Soviética y que, en palabras de altos oficiales de la Segunda República como Jesús Pérez Salas, se convirtió en un medio para que los altos mandos comunistas se apoderaran de las fuerzas armadas y transformaron las trincheras en «campos de propaganda» ejercer un control de índole político-social sobre los soldados, milicianos y demás fuerzas armadas al servicio de la República, así como lograr una «coordinación entre los mandos militares y las masas combatientes, encaminada al mejor aprovechamiento de la eficiencia de las citadas fuerzas. Todo ello, durante una primera etapa en la que las milicias se habían transformado en unidades protagonistas dentro de los contingentes de la Segunda República.
La «acción de este Comisariado se extenderá a todo el territorio sometido al gobierno legítimo de la Nación y tendrá su natural campo de desarrollo en las Diversas Divisiones, Brigadas, Regimientos, Batallones, Columnas combatientes y unidades armadas de cualquier índole». Es decir, a todo el ejército, con el objetivo de «ejercer sobre la masa de combatientes constante influencia» y «a fin de que en ningún instante se pierda la noción de cuál es el espíritu que debe animar a la totalidad de los combatientes en favor de la libertad»
«El Comisariado general de Guerra es un organismo de carácter político-social, cuyas directrices generales no podrán en manera alguna apartarse -en tanto duren las presentes circunstancias- de la necesidad de robustecer, y afirmar en las Unidades armadas del Ejército cuanto signifique anhelo defensivo de las instituciones legales y de la existencia de España como país libre». «En nuestra guerra, a todos los defectos del Comisariado vino a sumarse la lucha política en los frentes, convirtiendo las trincheras en campos de propaganda»
El Comisariado no tardó en ser copado por políticos comunistas que solo «trataban de aumentar los efectivos de su partido mediante una continua propaganda» y que «empleaban cuantos medios tenían a su alcance, desde la promesa de futuros ascensos hasta la amenaza de fusilamientos alegando delitos no cometidos» en su favor. Y eso sin olvidar que, a pesar de no disponer de formación ni criterio militar, se permitían el lujo de influir de forma directa sobre las decisiones que se tomaban sobre el campo de batalla. Tenían potestad para ello, pues debían firmar las órdenes de mando para que tuvieran validez.
INDALECIO PRIETO confirmaba con sus palabras, la realidad: «Los ejércitos de la revolución, de todas las revoluciones que han merecido el nombre de tales, han conocido períodos de absoluta y desbordante ingenuidad, de verdadera inocencia. Tropas inflamadas de ideal, de su ideal, difícilmente comprenden que no pueda ser compartido por todo el mundo. El impulso inicial de todo ejército revolucionario, su alta tensión espiritual, hace que se descuiden funciones de policía política, sencillamente esenciales. Cuanto antes se apliquen las medidas precautorias que la especial significación y el peculiar carácter de la guerra civil imponen, y más enérgicamente que en cualquier otro sitio en el frente de batalla, más reducidas quedarán las posibilidades de sabotaje del trabajo militar».
Estos social-comunistas, a dia de hoy, siguen sacando dinero de España, para hacerse el colchón con el cual vivir de por vida, si la cosa cambia en este nuevo REINO REPUBLICANO SOCIAL-COMUNISTA DE ESPAÑA.
INDALECIO PRIETO, desde su exilio en México pasó a liderar la fracción mayoritaria del PSOE. y en 1939 fundó la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles en el exilio, de la cual se auto nombro Secretario General (JARE), sucesora del SERE.
Desde el exilio, en Octubre de 1947, INDALECIO PRIETO, se se reunió en Londres con José María Gil-Robles, efectuó negociaciones con los monárquicos partidarios de Juan de Borbón, que culminaron con la ratificación el 29 de agosto de 1948 por parte de representantes de ambas posturas de un frágil acuerdo que se conoció como «pacto de San Juan de Luz». El pacto monárquico-socialista acabaría siendo formalmente abandonado en agosto de 1951. Los Borbones de tratos con los socialistas, nada nuevo a la vista de la actualidad y de casta le viene al galgo.
Falleció en Ciudad de México el 12 de febrero de 1962. Sus restos mortales descansan en el cementerio de Vista Alegre, en Derio, Vizcaya, en la parte que dicho cementerio tiene reservada como Cementerio Civil. Sus estatuas y monumentos riegan el suelo español.
Si has llegado hasta aquí, la pregunta que te hago es sencilla:
¿TE SUENA DE ALGO ESTOS HECHOS OCURRIDOS EN LOS AÑOS 30/40 DEL SIGLO PASADO?
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