HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

viernes, 24 de marzo de 2017

¿QUIEN HA DESTRUIDO ESPAÑA?

SENCILLAMENTE A LA HISTORIA ME REMITO Y NOS ENCONTRAMOS CON PARTIDO, EL PP, DIRIGIDO EN AQUELLOS MOMENTOS POR UN TAL AZNAR, QUE SOLO BUSCABA EL PODER POR EL PODER.

Vendió a las fuerzas de seguridad del estado, por unos votos de Pujol, que le mantuvieran en el poder y hasta ahí ha llegado Pujol y los suyos. No quito la culpa de Felipe Gonzalez, que tiene y mucha, pero ha sabido esconderse bajo la alfombra, aunque ahora parece ser que se le está acercando la guadaña.

A lo que vamos es a la historia y esa no tiene vuelta de hoja. Donde las traiciones políticas resultan ser las compañeras de una justicia postrada ante un gobierno incapaz y un rey, desaparecido en combate, él a lo suyo.

¿Qué sucedió en aquella aciaga fecha del 6 de Marzo de 1.988, que provocó decenas de muertos? ¿Qué agitó de tal forma a las masas? El hecho no fue otro que una operación secreta en la que el SAS (el Servicio Aéreo Especial, los letales comandos británicos), aniquiló en Gibraltar a tres presuntos terroristas del IRA que -según se declaró oficialmente- trataban de atentar contra la residencia del Gobernador británico del territorio. Sin embargo, esta misión «top secret» que apenas duró unos minutos (y que protagonizaron cuatro agentes del susodicho grupo de operaciones especiales) generó unas gigantescas controversias que recogieron los principales medios de todo el globo. Y es que, se dijo que los militares que participaron en la misión acabaron con la vida de sus objetivos a sangre fría, y a pesar de que iban desarmados.

Hoy queremos recordar esta misión secreta del SAS británico (así como sus repercusiones). Hallar el origen de esta misión requiere retroceder en el tiempo hasta septiembre 1987. Siempre según la versión oficial que se ofreció, ese fue el año en el que la policía española informó al gobierno inglés de que andaba siguiendo la pista a dos activistas del IRA Provisional que se encontraban entre sus fronteras. Al parecer, fue entonces cuando el MI5 (el servicio de seguridad británico) estrechó el cerco sobre ellos y dejó caer sobre ellos un operativo capaz de desvelar hasta cuándo acudían al retrete.

De esta guisa, los ingleses se enteraron de que el presunto comando del IRA había pasado en varias ocasiones por la residencia del Gobernador británico en la región, el mismo edificio en el que se celebraba el tradicional cambio de guardia. Las piezas del puzzle no tardaron en unirse, y se aventuró la idea de que el objetivo era atentar contra la vivienda «durante el cambio de guardia que solía ser contemplado por numerosos turistas y que, por aquella época, protagonizaban los soldados del Primer Batallón Royal Anglian» el regimiento residente por aquel entonces en el Peñón y que acababa de llegar de un anterior destino en Irlanda del Norte.

Informadas de la posibilidad, y temerosas de sufrir un atentado, las autoridades de Gibraltar terminaron solicitando ayuda a las islas. Y desde allí enviaron a un grupo del Servicio Aéreo Especial (SAS,) para poner fin a aquel comando. Pero lo hicieron de forma totalmente oculta y sin dar aviso previo a la policía de la zona.

En principio, las órdenes del SAS eran colaborar -cuando lo considerasen oportuno- con las autoridades locales para atrapar al comando del IRA. Este estaba formado por tres presuntos terroristas. Dos de ellos -Seán Savage y Daniel McCann- eran seguidos por las autoridades desde 1987, cuando fueron vistos viajando a lo largo y ancho de la Costa del Sol. El tercer miembro era una mujer (Maraid Farrel) que se había unido poco después. Los miembros de este trío fue reconocidos por las autoridades inglesas como veteranos colaboradores del grupo terrorista.

A partir de este punto, las versiones sobre el hecho se cuentan por decenas. La oficial (ofrecida por las autoridades inglesas) afirma que, el 6 de abril, Savage cruzó la frontera entre España y Gibraltar en un vehículo que, posteriormente, dejó aparcado cerca del lugar en el que se solía celebrar el cambio de guardia. Este hecho, ya de por sí turbio, terminó de volverse sospechoso cuando McCann y Farrel alquilaron un vehículo cada uno y, por separado, se reunieron con su compañero en la ciudad.

Siempre según la versión oficial, un miembro del SAS fue enviado a examinar el vehículo y declaró que debía ser tomado como un posible coche bomba. Las autoridades inglesas se pusieron en marcha y dieron luz verde a su unidad de élite para que entrara en acción y se autorizó a los comandos a abrir fuego contra los miembros del IRA si consideraban que su vida era puesta en riesgo. Finalmente, pasadas aproximadamente las tres y media de la tarde, se ordenó a cuatro agentes del Servicio Aéreo Especial atrapar a los presuntos terroristas, quienes dirigían sus pasos hacia la frontera.

Lo que sucedió entonces fue objeto de una investigación a fondo. Y es que, mientras el SAS se acercaba a los miembros del IRA, ocurrió el desastre debido a la triste fortuna.

«Según parece, sonó una sirena de policía y todos se pusieron nerviosos». En palabras de los agentes ingleses, en ese instante McCann se dio la vuelta y clavó los ojos en uno de los soldados. «Según sus declaraciones posteriores, [el soldado] creyó que el extraño movimiento que hizo a continuación pretendía activar el detonador», añade el experto. Su reacción fue instantánea: disparó al presunto terrorista por la espalda para acabar con él. A continuación, dirigió su arma contra Farrel al considerar que iba a buscar un detonador en su bolso, su compañero del SAS apretó también el gatillo para asegurarse de que estaban muertos.

«Mientras, Savage había oído los disparos y se dio a la fuga, le dieron el alto y se detuvo. Pero […] como vieron que llevaba su mano hacia el bolsillo abrieron fuego a discreción, causándole la muerte».

Aquel fue el final del comando del IRA. Poco después, los miembros del SAS se identificaron antes las autoridades de Gibraltar y -poco después de las cuatro- dejaron el caso en sus manos. Su trabajo había acabado.

De cara a la opinión pública, el Ministro de Asuntos Exteriores explicó que los miembros del SAS habían acabado con las vidas de sus enemigos al sentirse amenazados y para salvar su vida. Caso cerrado... ¿O no?

Por si esta misión secreta no hubiera salido ya bastante mal de por sí, la sombra de la duda no tardó en cernirse sobre el SAS. Y es que, los comandos fueron acusados de perpetrar una «guerra sucia» contra el IRA y haber atacado a estos tres miembros sin razón.

Esta versión se extendió en pocas horas. ¿La razón? Que pronto salió a la luz que los terroristas no portaban armas encima en el momento del ataque de la unidad especial, y que el coche que había sido abandonado no tenía ni un gramo de explosivos en su interior. «La sospecha de la primera hora se convirtió poco a poco en realidad. Unos testigos tras otros afirmaron que los militares abrieron fuego sin previo aviso».

La investigación posterior sobre el hecho no aclaró nada, más allá de señalar (según el Jurado de Gibraltar) que había sido un «homicidio justificado» (lo que absolvía a los militares).

Para avalar su teoría, los miembros del SAS se basaron en la declaración de sus agentes y un coche que, tan solo un día después del suceso, fue hallado en Marbella por las autoridades españolas. Un vehículo que, en palabras de los «british» era realmente el que iba a destinar el comando del IRA para atacar Gibraltar.

«El automóvil, un “Ford Fiesta” matrícula MA-2732-AJ, que contenía cinco paquetes del explosivo “sentex”, habitualmente utilizado por el Ejército Republicano Irlandés, con un peso total de 64 kilos, según fuentes de la Secretaría de Estado para la Seguridad». El vehículo era similar al que había sido colocado en la zona del posible ataque y debía ser sustituido por el blanco, en palabras de las autoridades.

«El fallo del tribunal de Estrasburgo -ajustadamente aprobado en una votación de 10 a 9- estableció que los tres nacionalistas irlandeses habían sido "muertos fuera de la ley", y condeno a Londres al pago de los costos del juicio a los familiares de las víctimas, por valor de 60.000 dólares», explica la agencia IPS en un dossier sobre el suceso.

Y, ¿a que viene todo esto?, sencillamente, a que si el AZNAR se hubiera estado callado y hubiera cumplido con su obligación, hoy en día no existiría ETA, ni sus mierdas de gudaris-cobardes.

Claro que AZNAR, prefirió vender a quienes le salvaban el culo, antes de perder un poder politico, ya vendido a los catalanistas de Pujol y su mafia.

Y, ¿esto tendrá alguna solución?, pues si, yo creo firmemente que si. Los toca-huevos llevan recorriendo el camino con sus cánticos y son desconocedores de que ellos mismos caminan hacia su destrucción.


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