HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

martes, 31 de julio de 2018

TRAIDORES Y MENTIROSOS

SOIS BASURA DISFRAZADA
Yo, como muchos, JURE sobre ella y hasta LA BANDERA, habeis cambiado.

Muchos "fajines y estrellitas", medradores por esos despachos politicos, lamedores profesionales de suelas. Como todos los que se sirven de la mentira y la demagogia para asegurarse el futuro a costa de los presupuestos, terminan por ser los cuchillos del hotel de los aforismos: 


"¿Qué es una rueda? 
La que se pincha; 
¿Qué es la leche? 
La que se corta. 
¿Qué es un cuchillo de hotel? 
El que ni pincha ni corta".


Me transmitisteis la realidad del juramento a la Bandera, una gélida mañana de Junio a mediados de los 70, cerca del PILAR DE ZARAGOZA. Junto a mí, unos 200 jóvenes españoles procedentes de todos los puntos de España. Aquella fría mañana aragonesa, los mandos militares de esa España que juré defender me bendecían, me alentaban y hasta me empujaban a derramar mi sangre por la defensa de España. 

Han pasado los años y yo no he cambiado las circunstancias y el mantenimiento de una terca y hermosa ilusión. Mis ideas básicas son las mismas, los valores idénticos a los inculcados entonces al cadete que deseaba ser, por fin, oficial. ¿Me engañasteis entonces o me engañáis miserablemente ahora? ¿Debo sentirme apeado del solemne juramento que hice para no entorpeceros a vosotros? ¿A quién servís, además de a vosotros mismos?

He dejado de creer en vuestra moral guerrera de hojalata. A decir verdad, mi incredulidad es rayana en el desprecio que por vosotros siento. Me hicisteis creer que os preocupaba la seguridad de los españoles y la integridad territorial de nuestra patria. Todo mentira. Lo único que os preocupa es conservar vuestras prerrogativas económicas con el menor esfuerzo posible, medrando por despachos. 

España está siendo asaltada por tierra, mar y aire, con indefensión total por parte de los agentes encargados de custodiar nuestros pasos fronterizos, y vosotros lo que hacéis es colaborar en la recogida de ilegales en el Mediterráneo. Nos abandonáis a cambio del voto asegurado de unos inmigrantes, que sin haber colaborado en crear nuestro bienestar, les dais todo lo que nos negáis a nosotros.

¿Debo explicaros que tras esos ilegales que recogéis se hallan las mafias africanas dedicadas al tráfico humano, con conexiones en Marruecos al más alto nivel? ¿Os sentís satisfechos de hacerles el trabajo sucio a esas mafias a costa de empobrecer a vuestros compatriotas? Me pregunto si queda un átomo de patriotismo en vuestros corazones, si la invasión que sufre España os rebela tanto como a cualquier español bien nacido.


Yo, como muchos, no podemos RENOVAR UN JURAMENTO, sobre algo que no ha existido

Aquel soldado que con ilusión desbordante selló con un beso en su Bandera la promesa de su compromiso con el mantenimiento de la unidad de España y su soberanía, su integridad territorial, lejos de traidores, os instruye hoy a vosotros, mandos del Ejército de mi patria, sobre lo que entonces me enseñasteis y que yo creí a pies juntillas. Hoy me siento estafado y os traslado mi profundo desprecio, desde el Jemad al último funcionario uniformado en la reserva. Sí, esos mismos que nos engañaban y ahora, en la reserva, se rasgan las vestiduras, sí, esos mentirosos y su descendientes.

Mandos del Ejército del que una vez formé parte, participáis en misiones militares alentadas por lobbies internacionales, cuando los enemigos declarados de nuestra patria son otros. En el Congreso de los diputados y el Senado, podríais reconocer a muchos de ellos. ¿Os tengo que listar sus nombres?.

Espero que no tengáis nunca la desvergüenza de ponernos en el brete de tener que elegir entre Rusia y esa coalición satánica de la que formáis parte. ¿Es preciso aclararos de qué lado estaríamos? Entre la putrefacción moral de la democracia española y la musculatura espiritual de la Madre Rusia, alimentada por millones de patriotas, dista la misma diferencia que entre un guerrero de España y un funcionario con uniforme al servicio del mundialismo.


¿Y esto, que significa, le ponemos la música de "Paquito el Chocolatero"? 

El día de mi Jura de Bandera, nos persuadisteis a que juráramos a Dios que defenderíamos España hasta perder por ella nuestras vidas. “¡Sí, juramos!”, respondimos exultantes. La voz firme de un alto mando, mentiroso y traidor, repuso con solemnidad: “Sí, así lo hiciereis, que Dios y la Patria os lo premie. Y si no, él y ella os lo demanden”.

Y aquí estoy yo, exigiendo una explicación. Yo le di la máxima credibilidad y la mayor solemnidad a ese matrimonio de honor con la Patria. Lo que para mí era sagrado, para vosotros no dejaba de ser un teatrillo de variedades, un formalismo sin base moral alguna. Y no sólo me engañasteis, malditos, sino que utilizasteis el nombre de Dios en vano como coartada de vuestra miserable impostura.

En la actualidad os dedicáis con los teatrillos de variedades, al intento de buscar adeptos entre la población civil, con eso de las juras de bandera para civiles. El engaño y la mentira, continúa....

TEXTO  de Armando Robles  editado en Alerta Digital, adaptado por Doramas.

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