HAY QUE SER MUY MISERABLES. La Guardia Civil pide 30.000 euros de multa por enterrar, uniformados, a un compañero del G.A.R., que había luchado contra ETA durante los años de plomo y fallecido después de una larga enfermedad.
A los “BOINAS VERDES”, para los que piden 30.000 euros de multa por enterrar, uniformados, a un compañero, no os defiende nadie, ni esos pamplinas de las asociaciones (para mí, sindicatos permitidos por los estrellitas y fajines de los progresistas de la quinta columna)
Dice “nuestra” Cartilla de la Guardia Civil en su: Artículo 1.° El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás.
Y parece ser que esos “estrellitas y fajines”, todos ellos obtenidos en su peculiar lucha dentro de los despachos, lamiendo zapatos y apoyados por esos sindicalistas revestidos con pieles asociacionistas, pues no están acostumbrados a esa mínima educación y respeto que se debería tener con “TODOS”, repito “TODOS”, los GUARDIAS CIVILES que van cayendo en acto de servicio, por enfermedad o vejez.
A todos esos “pamplinas” recordarles “de nuevo” otro artículo de “nuestra cartilla” que dice: Artículo 32. Los individuos de la Guardia Civil, considerados siempre de servicio, para el mejor desempeño de éste, sabrán de memoria los Reglamentos y Cartilla, que llevarán constantemente consigo.
Y en base al reseñado en el párrafo anterior, “TODOS HAN CAÍDO EN ACTO DE SERVICIO” y por lo tanto se merecen unos mínimos honores. Estamos muy acostumbrados a ver como “veteranos” del Cuerpo, van falleciendo por vejez o enfermedad y ni los Mandos de las Comandancias envían, al menos por educación, a su entierro, a algún representante de uniforme. El olvido es ya una costumbre y la vergüenza ajena también.
No es nada extraño, cuando actualmente vemos como compañeros caídos en el extranjero, ya sea por accidente, enfermedad o asesinados. Llegan retornados a España y siempre, “que casualidad”, retornan de noche y en cumplimiento de las ordenanzas, pues no se rinden honores. “VERGÜENZA” es de la que carecen todos esos “estrellitas y fajines, con sus ilegales sindicalistas”.
Dice “nuestra cartilla, en el Artículo 2.° El mayor prestigio y fuerza moral del Cuerpo es su primer elemento; y asegurar la moralidad de sus individuos la base fundamental de la existencia de esta institución. ¿Son capaces esos “estrellitas y fajines, acompañados por sus ilegales sindicalistas”, asegurar la moralidad de sus individuos, cuando no cumplen un mínimo de ejemplo?, realmente es imposible.
La última misión de PACO Y JOSÉ LUIS, ha sido cumplir con una promesa contraída y dada a un compañero, CONEJO, enfermo de un cáncer de páncreas. Y consistía en enterrarlo rindiéndole un mínimo de honores, consistente en estar presentes “DE UNIFORME”, acto este que deberían hacer todos esos “estrellitas y fajines, acompañados de esos ilegales sindicalistas” y claro, como toda esa “basura”, repito “BASURA”, está acostumbrada a rendir honores, sólo cuando está el político de turno presente y van a salir en la foto, que estas cosas salidas de los compañeros y del cumplimiento de “NUESTRA CARTILLA”, les molesta a “algunos”.
Paco y José Luis se miran el uno al otro sin entender nada. “Hay que ser miserable”, repiten casi al unísono los dos, guardias civiles retirados forjados en el Grupo Antiterrorista Rural (GAR) en los años de plomo de ETA. "HAY QUE SER MUY MISERABLES", afirmamos desde éste blog, donde conocemos en primera persona, las venganzas de los estrellitas y fajines, ¿verdad que sí, JOAQUIN?.
“Miserables”, insisten vehementes. Ninguno se explica cómo la Guardia Civil los ha denunciado por vestir el uniforme en el entierro de un compañero con el que compartieron tantos intercambios de disparos con los etarras hace décadas en el País Vasco.
MANOLO MARTÍN CONEJO, Conejo para los guardias civiles del GAR destinados en el País Vasco en los años noventa, acordó con sus compañeros que cuando falleciera lo enterraran con la boina verde de la unidad de la que tanto orgullo sentía.
La promesa, sellada cuando todos sabían que el cáncer de páncreas que padecía sería irreversible, también incluía que ellos lo despedirían rindiéndole honores con sus respectivas boinas y vistiendo el uniforme de la Guardia Civil.
El pasado 15 de marzo el trato se cumplió por ambas partes. Aunque a última hora el hijo de Conejo pidiera entre lágrimas que sacaran del féretro la boina de su padre para quedársela de recuerdo.
Los diez años en el GAR marcaron a Conejo y al resto de compañeros presentes en su entierro: José Luis Serrano El Tigre, Francisco Gómez y Salvador.
Pero, siempre hay un pero y es la existencia del “clásico” corre-ve-y-diles de toda Comandancia. ¿Verdad que sí, "cartero" de la 313ª Comandancia de Palma? Sí, ese que solo busca lamerles el culo a los impresentables y de ese modo conseguir que le pongan en la lista anual del reparto de recompensas el Día del Pilar, que consiste en “otra más” medalla al Mérito de la Guardia Civil. Si ese mérito es despreciar al compañero caído, se pueden meter por donde les quepa, la medallita de marras.
En éste blog, desde hace tiempo, intentamos que se recuerden a tantos y tantos caídos en “acto de servicio”, olvidados de todos. Los podéis ver poniendo en el buscador del blog, “FOTOS CON HISTORIA”, la lista es muy larga, pero de ellos solo nos quedan como recuerdo, sus lápidas en los cementerios. Y los “estrellitas y fajines, acompañados por los ilegales sindicatos”, se llenan la boca cantando ese nuevo invento, de LA MUERTE NO ES EL FINAL, mientras abandona a su suerte a todos nuestros “CAÍDOS EN ACTO DE SERVICIO”.
lunes, 23 de julio de 2018
HONOR
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