Todo ello no se traduce en gratificaciones millonarias, sino en doscientos euros, como mucho, gratificación que debería ser absolutamente normal por el mero cumplimiento del deber.
Esta manipulación de los principios de la Unidad solo puede recibir un calificativo: degradación. De ahí que la llamada "presencia disuasoria", que ayudaba a que los conductores recordaran que había unos vigilantes de las normas, se haya transformado en "la caza y captura del conductor", precisamente en esos tramos en los que no hay ningún peligro de accidente, pero por ser una pendiente hacia abajo, o una suave salida de autopista en recta y con buena visibilidad, nadie, o casi nadie, reduce bruscamente la velocidad.
La Unidad de Tráfico de la Guardia Civil se ha ganado un prestigio con el sudor de su frente, y hasta con lágrimas, que yo he visto a más un guardia civil llorar ante el espectáculo dantesco de un terrible accidente, pero esta Dirección General es capaz de machacar el prestigio y convertir a unos servidores dignos en unos sacamantecas. La Guardia Civil se merece una DGT que no les degrade y no socave su decoro y su decencia.
La guardia civil no debería de recibir ningún dinero por realizar su trabajo, si no, el cirujano cuando salva una vida habrá que pagarle, al político cuando deje de robar hay que pagarle, y un largo etc... de profesionales que habría que premiar, eso lo veo como una tomadura de pelo para los demás profesionales