HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

sábado, 26 de junio de 2010

La mentira, la misión y la laureada


QUERIDOS paisanos: perdón por la tardanza, pero es que con lo del paro uno va bastante lento. Pero no importe el retraso si mi teórica evita el engaño. Y perdón por la impertinencia del artículo, ministra defensiva, por incumplir el conducto reglamentario ascendente de la misma forma que V. E. lo evita con sus generales en el sentido descendente.

Vuestra excelencia ya me conoce pues son muchas las cartas que le he enviado a pesar de su corta estancia al frente de las FAS. Y si antes fue por el "intento de expulsar, destruir y aniquilar" símbolos, costumbres y tradiciones militares hoy, como no podía ser de otra forma, héteme aquí ante vos por lo mismo. ¡Qué pesados, usted y yo!

Pesada por su intento, el año pasado, de aniquilar la Salve Marinera en los actos de E. Naval Militar de Marín y, más tarde, el de destruir el techo/vidriera del comedor de cadetes de la Academia de Infantería de Toledo. Pesada, ¡otra vez en Toledo!, aunque esta vez victoriosa al lograr alejar a los cadetes de una de las custodias más famosas de la cristiandad y arrebatarles el honor de rendirle honores cívico/militares. Pero esta carta no es para V. E. porque usted conoce muy bien su misión. Esta teórica es para salvar a gran parte de un pueblo cándido y honesto de caer en la trampa de que en los ejércitos de España se están suprimiendo una serie de actos por su carácter religioso, franquista o, vaya usted a saber, a tenor de lo que dice el nuevo reglamento para un nuevo protocolo (con esta ministra todo es nuevo; nada es antiguo) de honores y actos militares. ¡Mentira!

Miren ustedes: cuando los militares rinden honores o muestran sus fuerzas, no hacen ningún acto de fe, ni siquiera religioso ni, por supuesto, franquista. Se trata simplemente de que con sus bandas de cornetas y tambores, músicas, guiones y banderines dan mayor realce a las tradiciones y costumbres que desde hace muchos años les solicitaron los pueblos. Ejemplos mil, regados por toda la geografía española que, para no desviarme del asunto, concretamente en Tenerife, van desde el Cristo de La Laguna a la Candelaria y Virgen Macarena, pasando por el acompañamiento a pendones, estandartes e imágenes en pedanías y barrios. No hablemos ya -vuelvo a toda España- de las procesiones de Semana Santa.

Pero nos habíamos quedado en la Custodia de Toledo, y sí: es verdad que la supresión se olía porque figura en el nuevo reglamento, pero no es menos cierto que ese invento lo ha hecho V. E. bajo la directriz y atenta mirada del presidente Zapatero. Y la misión es: "Con la idea de acabar con toda tradición militar que pueda identificarse con las gentes que aman a esta nación me propongo, en una primera fase, aniquilar todas y cada una de esas buenas costumbres". Paradójico cambio de costumbres porque, mientras se eliminan esos antiguos honores, la nuevas normas los ofrecen ahora a una ingente cantidad de autoridades civiles y mandamases para más pompa, rimbombancia y, claro está, agradecimiento. Ese es el ego de esta democracia y esa es la segunda fase.

La tercera es más dudosa, porque ¿qué va a ocurrir el día del Carmen en la A. Militar de Marín. ¿Salve Marinera o no? Se admiten apuestas sobre quién ganará; si la audaz y contumaz ministra o los almirantes y capitanes de navío (coroneles), que, a pesar de pocos barcos en la mar, fueron siempre más lanzados en tierra que los de Tierra. Este coronel no apuesta porque ya está cansado de perder. De perder casi todo... menos el honor.

Y no me alargo más, cándidos paisanos, aceptadores de todo en el silencio cansino de este país cansado. Y a los señores militares de todas la escalas y empleos, decirles que solicito para la ministra la Cruz Laureada de San Fernando por su perseverancia, rayana en la heroicidad, por el estricto y eficaz cumplimiento de la misión para la que fue encomendada: "Cargarse los ideales, lo anímico e inmaterial, lo sublime que distingue de cualquier empresa a los ejércitos de España", porque "todos seremos Rubianes".

Imposición de cruz que con el nuevo protocolo, imagino será pinchada en su pecho por el presidente de esta nación en un fastuoso acto militar con la participación de una selección de las mejores bandas y músicas militares y formación especial de los cadetes de las distintas academias militares y de la Guardia Civil.

Uniformidad. Civiles, riguroso traje oscuro. Militares, el que les parezca.

Excelentísima señora Carme/ma Chacón: enhorabuena y, como siempre, a sus pies.

* Francisco Pallero

C.I. (coronel de infantería / ciudadano indignado)

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