HONOR

HONOR
«¡Disciplina! Nunca bien definida y comprendida. ¡Disciplina! Que no encierra mérito alguno cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina! Que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos, este es el ejemplo que os ofrecemos.»

miércoles, 1 de septiembre de 2010

''Nos querían matar de forma humillante, lapidándonos, como hacen con las mujeres''


LAS VERDADES HAY QUE DECIRLAS TODAS, AUNQUE NO LES GUSTE A QUIENES DAN ORDENES, ESCONDIDOS EN LOS DESPACHOS.

Fuentes del Instituto armado aseguran que a los Guardias Civiles asesinados en Qala-i-Naw les dispararon con armas de fuego. La base militar había sido abandonada por falta de seguridad.

'El asesinato de nuestros compañeros estaba decidido de antemano. No hay nada que ver más que los camiones cargados de adoquines al lado de la base, y los montones de piedras que tenían bien preparados y apilados en el suelo, querían tenerlos bien a mano para no perder el tiempo buscándolos. Nos querían matar de forma humillante, lapidándonos, como hacen con las mujeres a las que acusan y condenan por adúlteras''.

Éste es el relato que fuentes de la cúpula de la Guardia Civil hacen del atentado que el pasado miércoles terminó con la vida de dos guardias civiles y un intérprete en la base de Qala-i-Naw, en Afganistán.

''Además, y aunque se está ocultando a la opinión pública –continúan relatando las citadas fuentes–, a nuestros compañeros les dispararon con armas de fuego, porque han recogido bastantes cápsulas de proyectiles después de la tentativa de asalto a la base de Qala-i-Naw''.

Otros miembros del Instituto Armado han realizado las siguientes reflexiones: “A nuestros compañeros los llevaron e instalaron en una base militar que había sido abandonada por el contingente internacional, entre otras cosas, por la falta de seguridad que hay en ella. A la Guardia Civil siempre nos dan lo peor, lo que ya no quiere nadie”. Desde hace dos días, Qala-i-Naw, capital de la provincia de Badghis, está tomada por la Policía y el Ejército afgano, ante el riesgo de nuevos levantamientos.

Centenares

El día 25 de agosto por la mañana –después de conocerse el asesinato del alférez Abraham Leoncio Picallo y el capitán José María Galera Córdoba– los cinco guardias civiles que forman parte del contingente español que existe en el destacamento afgano de Mazar e Sharif pidieron permiso al jefe de la base para quitar la bandera estadounidense que ondea habitualmente en el recinto militar e izar en su lugar la española.

El jefe norteamericano, aunque un tanto extrañado, accedió a la petición y la bandera española lució a media asta para presidir un entrañable homenaje a los compañeros que habían sido asesinados no muy lejos de allí.

Al llegar la noche, los cinco guardias civiles formaron militarmente frente al mástil que soportaba la enseña patria con ánimo de arriarla y dar así por terminado ese aciago día militar. Lo hicieron, pero no estuvieron solos en aquella minúscula e improvisada formación castrense.

Junto a los guardias civiles se colocaron los marines de los Estados Unidos, los soldados franceses, los holandeses y los polacos destinados en el destacamento de Mazar el Sharif, todos querían llorar a los camaradas muertos. El acto fue solemne. No hubo estruendo de cornetas ni tambores, sólo unas palabras que pronunció el más antiguo de los guardias civiles concentrados en esa base militar ubicada en la inhóspita tierra afgana: “José María, Leoncio, va por vosotros. ¡Viva España y viva la Guardia Civil!”. Aunque antes de terminar se lamentó resignado: “Desde que empezó el año desgraciadamente hay que contar centenares de víctimas de todas las nacionalidades”. Cientos de muertes de soldados de los distintos países que forman parte de la coalición internacional envueltos en una guerra que Zapatero se empeña en llamar “misión de paz”.

Ocho países

En la actualidad, la Guardia Civil tiene destacados en misiones un total de 596 efectivos. Los países donde prestan sus servicios son Afganistán (81); Bosnia (254); Guatemala (8); Guinea Bissau (1); Georgia (10); Haití (98); Líbano (72); y Timor Oriental (73). También han estado en Mozambique y Macedonia, entre otros lugares.

Desde 1991, además de los muertos ahora en Afganistán, han fallecido otros dos miembros de la Benemérita. Son los comandantes Javier García Jimeno, muerto en el accidente del Yark 42 en mayo de 2003; y Gonzalo Pérez García, asesinado en Iraq el 22 de enero de 2004. A esta lista de guardias civiles muertos en misiones antiterroristas fuera de España hay que sumar las de los agentes del Servicio de Información de la Guardia Civil, Raúl Centeno Bayón y Fernando Trapero Blázquez, asesinados en Capbretón (Francia) en diciembre de 2007 por pistoleros de la banda terrorista ETA.

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